AÑO II - Nº2, MAYO 2003
HOME
ISSN 0718-123X   

menu_actual
EDITORIAL
 

INTERÉS PÚBLICO

"Transferencias inter gubernamentales como un mecanismo de compensación territorial. El caso del fondo común municipal".
Leonardo Letelier

"Algunas limitaciones de las encuestas telefónicas en los estudios de opinión pública" .
Gustavo Martínez.

"Desafíos de la Escuela de Gobierno y Gestión Pública".
Cristian Pliscoff.

 

OPINIÓN

Guerra en Irak a la manera de "El Principe".
Ricardo Hormazábal.

 
AGENDA

Metas del milenio para Chile

El INAP y la Fondation Nationale Des Sciences Polítiques Et l´Institut d´Études Politiques de París (SCIENES PO) firman acuerdo de cooperación.

Académicos del INAP entregaron sus visiones respecto a la guerra en Irak en conferencia de prensa.

El Departamento de Gobierno y Gestión Pública y el Departamento de Ciencia Política del INAP, inician sus magíster 2003.

Se inicia transmisión radial de la cátedra directorial de la Escuela de Gobierno y Gestión Pública.

Departamento de Políticas Públicas participa en la presentación del libro "La escuela y la (des)igualdad".

Seminario "El control y la fiscalización de los actos del gobierno en Chile".

 

NUMEROS ANTERIORES

 

Algunas limitaciones de las encuestas telefónicas en los Estudios de Opinión Pública

Gustavo Martinez
Centro de Estudios de Opinión Pública

 

El profesor Gustavo Martínez, Director del Centro de Estudios de Opinión Pública del INAP hace un análisis crítico de los instrumentos utilizados en las encuestas telefónicas de opinión pública y su impacto en la información que se entrega a la población.

Durante la década de los 90 hemos visto en Chile florecer una actividad muy pujante en materia de estudios de opinión pública, lo que ciertamente es bueno para el país.

En la medida que más institutos universitarios y empresas compitan con sus estudios, mayores serán las posibilidades que nuestra clase política comprenda mejor esa escurridiza y esquiva ciudadanía, cada día más crítica de gobernantes y partidos políticos.

Pero ese conocimiento será mejor en la medida que nuestros investigadores trabajen con más adecuados procedimientos metodológicos. Es por ello que queremos llamar la atención respecto de algunos problemas técnicos que presentan las llamadas encuestas telefónicas, las que se emplean cada vez con mayor frecuencia en nuestro país, e incluso hay algunos institutos que la utilizan como el único procedimiento de aplicación del instrumento de medición.

Las encuestas telefónicas son útiles de emplear en los países que tienen una amplísima cobertura de teléfonos domiciliarios, razón por la cual donde ello no ocurre genera lo que técnicamente se denomina "sesgo de cobertura".

Por tal expresión se quiere indicar el generar estimaciones incorrectas, producidas precisamente por las exclusiones de todas las personas que no poseen teléfonos de red fija y que quedan marginadas de la posibilidad de ser sorteados aleatoriamente del marco muestral de teléfonos, desde donde se obtiene la muestra. Como es obvio una muestra telefónica solo puede representar -bajo la condición de ser muestra probabilística- a la población con teléfonos, pero no a los que carecen de ellos.

Las encuestas telefónicas parecieran no merecer, en principio, ninguna crítica como método de recolección de datos y representar una alternativa a la entrevista domiciliaria cara a cara en los estudios de opinión pública y marketing. Sin embargo, hay diferencias sustanciales entre las entrevistas cara a cara y las telefónicas. Así, el hecho de que la persona entrevistada no vea a la persona que lo entrevista, puede motivar el no proporcionar la misma respuesta que habría entregado en caso de entrevistas personales (cara a cara). Las razones para esto pueden encontrarse en la natural desconfianza de entregar información a alguien a quien no se está viendo y de quien no se puede estar seguro de que pertenezca realmente a una entidad que efectivamente realiza estudios. Ello explica las altas tasas de rechazo de las encuestas telefónicas.

Igualmente, no debemos olvidar los importantes aspectos relacionados con el diseño muestral, pues es este aspecto el que determina en qué medida la muestra representa el universo que interesa estudiar.

El entrevistado debiera proporcionar al entrevistador telefónico, una lista con todas las personas que habitan en el hogar y que, por definición, pertenecen al universo. Sin embargo, no hay forma de constatar que la lista entregada realmente es la correcta. De esa lista debiera seleccionarse aleatoriamente a la persona a entrevistar. Si esa persona no se encontrara en casa se debiera averiguar la hora en que se le pudiera encontrar e insistir en entrevistarla a ella.

Sin embargo, este método es engorroso, y por lo tanto los institutos que realizan estos estudios en Chile, suelen acudir a los métodos del muestreo de cuotas, pidiendo entrevistar a personas de sexo y edad determinados, reemplazando a los hogares seleccionados aleatoriamente por otros en que en el momento de las llamadas telefónicas, estén presentes personas de esas características. Esto implica reemplazos de hogares y reemplazos de personas lo que va en contra de la definición misma de una muestra probabilística, transformando la muestra que debiera ser probabilística en una muestra de cuotas, con todas sus limitantes, entre ellas su falta de representatividad y la incapacidad técnica de calcular la precisión de sus resultados.

Estos aspectos que hemos enunciado no son un problema menor en los estudios de opinión pública y conducta electoral porque si las personas excluidas tuviesen opiniones, actitudes o conductas diferentes en su distribución que la que poseen aquellos incluidos con ponderaciones incorrectas en la muestra, entonces las distribuciones para totales entregados por la muestra para las variables bajo estudio, también podrían ser muy diferentes a las distribuciones que se obtendrían en caso de efectuarse la encuesta por cobertura completa del universo (encuesta censal).

Vemos con preocupación que en Chile quienes emplean estas muestras suelen no aclarar suficientemente a la prensa o a los usuarios los alcances de representatividad de sus muestras.

Es cierto que las encuestas telefónicas constituyen un procedimiento de recolección de datos barato y rápido, razón que ha explicado su empleo desde 1937 en los Estados Unidos y en otros países. Pero no es menos cierto que la calidad de la información que ellas proporcionan suele ser inferior a la de las entrevistas personales por lo cual los usuarios de estas encuestas deberían sopesar adecuadamente las ventajas de costo y rapidez de ellas con la incertidumbre de sus estimaciones.

 

 

AGENDA PÚBLICA / AÑO II– N° 2- Mayo 2003

®Agenda Pública, Preparada por el Departamento de Gobierno y Gestión Pública
del Instituto de Asuntos Públicos de la Universidad de Chile.