AÑO II - Nº3, SEPTIEMBRE 2003
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ISSN 0718-123X   

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EDITORIAL
 

INTERÉS PÚBLICO

La Escuela de Postgrado al Día.
Aldo Meneses

¿Resolución o manejo de conflictos en Chile?
Sergio Salinas

Definir metas de desarrollo, un ejercicio saludable.
Cecilia Montero

 

OPINIÓN

Recomendaciones para el fortalecimiento de la Política Pública de Descentralización en Chile - Pablo Monje.

 
AGENDA

Escuela de Formación Cívica para Líderes Secundarios

Comienzan Pasantías de la Didacteca Internacional en Administración Pública

Policía Comunitaria y Reforma Policial en América Latina

Parlamentarios mexicanos se capacitan en el INAP

Director del INAP advierte sobre efectos negativos de la globalización en el empleo

Director de la Asociación Norteamericana de Ciencia Política Visitó el INAP

Nuevo Libro del Profesor Luis Oro

El Papel del Estado en la Administración y Financiamiento de las Universidades

 

NUMEROS ANTERIORES

 

¿Resolución o manejo de conflictos en Chile?

Sergio Salinas
Departamento de Ciencia Política

El conflicto no es malo ni bueno en sí mismo, sino el problema consiste en los efectos de éste a partir de su tratamiento. Según el profesor Sergio Salinas del Departamento de Ciencia Política, ahí reside la mayor importancia de la presencia de los conflictos en la convivencia humana.

En los últimos 30 años se ha desarrollado en occidente un ámbito de tratamiento de los conflictos más o menos especializado que se denomina de diversas formas: "manejo/resolución/transformación/ de conflictos". Este campo de estudio, vinculado con la investigación para la paz, tiene como una de sus características básicas su interdisciplinariedad. Como señala Johan Galtung: "ha servido de lugar de encuentro de las disciplinas de las ciencias sociales y participa en una interacción con varias de ellas, siempre orientado hacia los problemas".

La premisa fundamental de este campo es que el conflicto, correctamente tratado, es un elemento constructivo de la dinámica social. Lo que hay que eliminar son los efectos de su evolución destructiva a través de la aplicación de nuevas formas de enfrentarlo. No sería entonces el conflicto por naturaleza, un elemento negativo de nuestras relaciones, ni siquiera sería uno bueno. La adquisición de una u otra calificación vendría de la forma como es "manejado" y "resuelto". Desde esta perspectiva el error histórico ha sido el mal manejo del conflicto, no su mera existencia.

El problema realmente se presenta debido a la no-resolución de los conflictos: allí es donde generalmente se originan los verdaderos daños económicos y sociales. Los costos de la no-resolución de conflictos suelen conducir a un sinnúmero de costos que, de acuerdo con el nivel organizacional donde se presentan, van desde la reposición de productos que no satisfacen al cliente hasta la pérdida de apoyo político para un gobierno, o climas de ingobernabilidad e inestabilidad política.

Para sociedades en las que la gobernabilidad se presenta débil, donde hay desequilibrios profundos de poder político entre gobernantes y gobernados, el orden de la realidad se puede ver como estático. El conflicto se mantiene latente en cuanto las reivindicaciones de las personas permanecen opacadas por algún tipo de represión o inequidad política. Dada la situación en la que los conflictos no llegan siquiera a emerger, por cuanto son terminados aún antes de que ocurran verdaderamente, se puede leer que el apaciguamiento resulta tanto de la asimetría entre los distintos actores como de las estrategias represivas para solucionar las disputas.

Tanto la confrontación (el conflicto manifiesto), como el momento de la negociación pertenecen a la etapa de la inestabilidad en el ciclo de vida del conflicto. Pero entre una y otra ocurre una definición y una re-definición de los equilibrios políticos de las partes involucradas en una disputa. La correlación de fuerzas, un cálculo posible gracias a la determinación de la base potencial de las partes mencionada más arriba, conlleva una conciencia sobre el poder de cada participante en la contienda.

De manera que la llegada a la negociación implica al menos un esfuerzo por equilibrar los poderes de las partes contendientes. Este equilibrio, sin duda, sería más posible mientras más participativo fuese el espacio político en el que se desarrolla, esto es, mientras más democrático fuere.

En relación a los macroconflictos -incluso los violentos- que tienen lugar en el mundo en nuestros días, se puede apreciar que no son confrontaciones entre estados, como ocurría en tiempos pasados, sino que éstos tienen lugar dentro de los estados. Muchos de estos conflictos están inseparablemente unidos a los conceptos de identidad, nación y nacionalismo, estando a su vez, muchos de ellos indefectiblemente entroncados con la lucha por los recursos, por el reconocimiento y por el poder. Además, las víctimas son en su mayoría civiles a diferencia de conflictos bélicos anteriores como la Primera Guerra Mundial.

Por otra parte, en América Latina -y en Chile en particular- se aprecia una cierta falta de asesoramiento práctico para los gobernantes sobre el diseño y establecimiento de mecanismos democráticos que permitan manejar los conflictos y mantener una adecuada estabilidad y gobernabilidad democrática. El conflicto, por sí mismo, forma parte de cualquier sociedad sana, sin embargo gran parte de la atención se ha centrado en evitar los conflictos y no en su prevención y el hallazgo de métodos pacíficos de manejo de los mismos.

Cabe recordar que la democracia proporciona los principios básicos para la construcción de acuerdos efectivos y duraderos para los conflictos internos (sean de la dimensión que sean). Para esto, resulta vital apartarse de la idea de resolución del conflicto y orientarse hacia su manejo. Demás está decir que el proceso por medio del cual las partes llegan a un acuerdo tiene un impacto significativo en la calidad del mismo y que se debe prestar atención a todos los aspectos del proceso de negociación con el objeto de llegar a acuerdos duraderos. Para esto resulta vital un diseño de manejo de conflictos que contemple etapas consecutivas: análisis de conflictos y diseños de procesos de negociación.

En primer lugar, resulta necesario analizar los conflictos mismos llegando a una comprensión descriptiva de sus problemáticas, sus fundamentos, sus protagonistas, sus dinámicas, su historia, sus orígenes y sus fases. Pero el análisis de conflictos no se debe detener una vez iniciada las negociaciones sino que tiene un rol clave en el proceso post-conflicto (análisis de resultados y perdurabilidad de los acuerdos) en una dinámica cíclica de prevención de nuevos conflictos.

 

AGENDA PÚBLICA / AÑO II– N° 3 - Septiembre 2003

®Agenda Pública, Preparada por el Departamento de Gobierno y Gestión Pública
del Instituto de Asuntos Públicos de la Universidad de Chile.