AÑO IV - Nº5, DICIEMBRE 2004 / ENERO 2005
HOME
ISSN 0718-123X   
menu_actual
EDITORIAL
 

Liderazgo Femenino ¿Mito o Realidad?
Karina Doña M.

 

La Inteligencia Estratégica en paises emergentes: Notas para una propuesta.
Guillermo Holzmann.

 

El Estado en la Sociedad de la Información y el conocimiento.
Eduardo Araya M.

 

La discreta esperanza de renovar la elites: La candidatura de Michelle Bachelet.
Bernardo Navarrete Y.

 
Estados Unidos: Un mandato para George W. Bush.
Patricio Navia
 
Los Resultados e Interpretaciones de la Elección Municipal 2004.
Gustavo Martínez
 

NUMEROS ANTERIORES

 

LA DISCRETA ESPERANZA DE RENOVAR LAS ELITES. LA CANDIDATURA DE MICHELLE BACHELET.

Bernardo Navarrete*

 

Una campaña presidencial en forma requiere generar nuevas ideas y afrontar los efectos que ellas produzcan, asumiendo que el primero y más directo – el efecto de “persuasión”- no es más que la adopción de una nueva teoría por quienes están trabajando el tema. Un segundo efecto es el de “reclutamiento”, que atrae a algunos de los miembros más inteligentes, enérgicos y dedicados de su generación. Ahora bien, cuando el efecto de reclutamiento invade el de persuasión se produce un problema. Para evitar lo anterior, los nuevos teóricos han generado ideas muy diferentes a aquellas que los sedujeron inicialmente (Hirschman, Albert. 1996)

¿Cómo reclutar a esta intelectualidad, especialmente a la juvenil?. Tal vez éste sea uno de los mayores desafíos que enfrentará una futura campaña presidencial. Una mirada preliminar parecer ser más bien pesimista. En un marco ideológico dominado por el neoliberalismo, los partidos, que tenían una plataforma programática y planteaban sus estrategias y respuestas frente a los dilemas sociales y económicos, dejaron de funcionar frente a la crisis de los ’80. Estos cambios objetivos disminuyeron la confianza de los actores y las personas, generando en estos últimos una desconfianza que se traduce en un repliegue hacia "nichos personales" o minicolectivos afectando a la sociedad, la democracia y la economía (Lechner, Norbert 1992. Paramio, Ludolfo. 1996). En palabras de Beck, se transitó desde la “solidaridad de las necesidades”, que requería de instituciones que se hicieran cargo de apoyar a los individuos, a la “solidaridad del miedo”, que no tiene instituciones muy definidas para protegerlos (Huneeus, Carlos 1998).

El malestar que va surgiendo es un fenómeno que se expresa en una falta de alternativas. Esto se refleja, a su vez, en la erosión de los mapas cognitivos, generando y acentuando la distancia entre lo político, la experiencia cotidiana del ciudadano de a pie, y la política institucionalizada. No implica una protesta activa; representa, más bien, la reacción frente a una realidad que aparece ininteligible y sustraída a la voluntad de los ciudadanos. Hay una disonancia entre esa percepción de la realidad social y lo que se espera de la política, pero las cosas simplemente acontecen y en ausencia de claves interpretativas que permiten verbalizar la incongruencia, sólo queda un malestar vago y mudo (Lechner, Norbert. 1993) y una angustia por el presente y el futuro" (Tironi, Eugenio. 1998).

Si en paralelo a esto se aborda el problema del liderazgo, la crisis de representatividad y el descrédito que enfrentan los políticos, el fortalecimiento del primero podría disminuir si la calidad de representación fuese tenida en cuenta. En este sentido, la capacidad de los partidos como mecanismos de selección del liderazgo es clave para mejorar el funcionamiento de la democracia (Jackisch, Carlota. 1997).

Precisamente éste es el centro de nuestro artículo. La elite que existe hoy en los partidos de la Concertación puede ser un obstáculo para “persuadir” y “reclutar”. En efecto, vemos a los dirigentes políticos, y muy especialmente a los parlamentarios, que tienden a ocupar casi la totalidad del espacio público destinado a los problemas de país, lo que se explica en buena parte por la tendencia a funcionar como un sistema político en sí mismo; esto es, pueden ser al mismo tiempo oficialismo y oposición.

Existe la secreta sospecha de que quienes generaron el reclutamiento de las nuevas elites en el primer gobierno de Aylwin, que en una primera etapa parecieron surgir de los partidos y en una segunda eran independientes, con un sentimiento de simpatía por algún partido y que se presentaban más bien como técnicos, están de vuelta. En esta línea de análisis, es posible señalar que los mismos hombres y las mismas estructuras que a fines de los ochenta y en la década de los noventa sostuvieron la transición desde la Concertación y especialmente desde el gobierno y el parlamento, hoy se postulan como imprescindibles para la viabilidad de un nuevo proyecto de Concertación y, mejor aún, de país.

Si bien proponen un debate de ideas, ello no apunta al tema central de estas elites. Sus liderazgos al interior de los partidos y de la coalición no se consolidarán como resultado del debate de ideas, sino por su capacidad para sobrevivir en la lucha de poder por reproducirse en las posiciones claves de la campaña presidencial y en las posiciones claves de un eventual cuarto gobierno de la Concertación.

No obstante, si se asume la necesidad de un efecto de “reclutamiento” es posible pensar que vendrán nuevos tiempos. Pero –y siempre se enfrentará el pero-, el pays réel nos muestra una mezcla de simplismo y cinismo a la hora de seleccionar las nuevas elites, ya que, más allá de las características mencionadas, al explicar los porqué, queda más de alguna sensación de que la amistad generacional, grupal y aquella invisible de los poderes fácticos fue más fuerte. En otros términos, a veces queda la sensación de que existe un club de militantes que se saluda, premia y celebra mutuamente, la mayor de las veces más en privado que en público.

Es obvio que la influencia política que ejercen las elites está desproporcionada. Han diseñado el marco legal y ejercen políticas en su propio beneficio, lo que algunos han llamado Political Cronysm (“Amiguismo Político”), fomentando la persistencia de una mayor desigualdad entre algunos y el todo (Sokoloff, Kenneth L. 2003).

La influencia política que pudiera llegar a tener Michelle Bachelet no está basada en su liderazgo político ni en poseer una visión nacional de los problemas; el primero está por construirse y el segundo aún no lo conocemos. Hoy su influencia está basada en intangibles, como una cierta “imagen de pureza” y simpatía a toda prueba, espacios imaginarios donde los “otros” tienen la posibilidad de ser considerados.

Y es obvio preguntarse: ¿Qué sociedad moderna "patriarcal o no" niega la primacía de una candidatura a una mujer si lo merece?. Aunque opinable, es difícil imaginar una mujer que ejerza liderazgo político, que no reciba con aprehensión un privilegio electoral bajo la única condición de ser mujer.

De hecho esta candidatura permite romper una constante etnocéntrica en Ciencias Sociales: cada uno habla de lo suyo. Así los ensayos sobre la mujer los escriben las mujeres.

Al quebrar esta constante, la secreta esperanza de renovar las elites puede tener en la Campaña de Michelle Bachelet una “oportunidad histórica”. En ella está la opción de “persuadir” y “reclutar”, promoviendo de esta forma la mayor circulación de nuestras elites políticas.

BIBLIOGRAFIA

- Hirschman, Albert O. 1996. “Los conflictos sociales como pilares de la sociedad de mercado democrática”, en Revista Política Nº 1, Primer Semestre. Barcelona. Pág. 95  

- Huneeus, Carlos. 1998. Malestar y desencanto en Chile. Legados del autoritarismo y costos de la transición. Programa de Estudios Prospectivos PEP. Papeles de trabajo Nº 63 Corporación Tiempo 2000. Noviembre. Pág. 38.

- Jackisch, Carlota. 1997: “Representación democrática y sistemas electorales”, en Carlota Jackisch (compiladora) Sistemas electorales y sus consecuencias políticas. CIEDLA. Buenos Aires, Argentina. Pág. 20-21

- Lechner, Norbert 1992. El debate sobre Estado y mercado. FLACSO. Documento de trabajo. Serie: Estudios Políticos Nº 19. Marzo.

- Lechner, Norbert. 1993. “Las sombras del mañana”. Colección Estudios CIEPLAN. N· 37. Santiago de Chile. Junio. Pág. 74.
- Paramio, Ludolfo. 1996. “La sociedad desconfiada”, en Revista Leviatan. Invierno. Nº 66, 2ª época Págs. 104 a 114.

- Sokoloff, Kenneth L. 2003. “La evolución de las instituciones electorales en el Nuevo Mundo: una visión preliminar”. Revista Instituciones y Desarrollo. Nº 14-15. 10 Diciembre.

- Tironi, Eugenio. 1998. Revista Que Pasa. 11 de abril.

 


Notas

(0) Doctorado en Gobierno y Administración Pública del Instituto Universitario Ortega y Gasset, Madrid, España. Magister en Ciencia Política, Instituto de Ciencia Política, P. Universidad Católica de Chile. Magister en Ciencias Sociales, Instituto Latinoamericano de Doctrina y Estudios Sociales (ILADES). Académico del Departamento de Ciencia Política del INAP.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

AGENDA PÚBLICA / AÑO IV - N° 5 - Diciembre 2004 / Enero 2005

®Agenda Pública, Preparada por el Departamento de Gobierno y Gestión Pública
del Instituto de Asuntos Públicos de la Universidad de Chile.