1-. Introducción.
¿Quiénes son los principalmente afectados
por la delincuencia en Chile? La percepción ciudadana sobre la
evolución de los indicadores relacionados con la delincuencia
ha puesto a este problema en los primeros lugares de la agenda pública
(ver, por ejemplo, CEP 2005). Las intervenciones del gobierno han apuntado
a aumentar los recursos a las policías, a reforzar la oferta
pública existente en materia de seguridad ciudadana (1)
y a la implementación de políticas antidelictivas. Entre
estas últimas se pueden citar los siguientes programas impulsados
por el gobierno: la "Reforma Procesal Penal", el "Plan
Cuadrante de Seguridad Preventiva", el Programa "Comuna Segura,
Compromiso 100", "Barrio Seguro", "Política
sobre Drogas" impulsada por el Consejo Nacional para el Control
de Estupefacientes (CONACE), la "Política Penitenciaria",
los programas impulsados por el Servicio Nacional de Menores (SENAME)
y las "Acciones de las Gobernaciones en materia de Seguridad Ciudadana"
(ver DSCMI 2004).
El análisis acerca de quienes son las víctimas
y la identificación de los niveles de victimización permite
establecer perfiles de los grupos y barrios más propensos a sufrir
la acción delictual. Ello genera información útil
para el diseño de intervenciones orientadas no sólo a
evitar la victimización y combatir a los delincuentes, sino también
al diseño de mecanismos de disuasión y políticas
dirigidas a la prevención del crimen. Asimismo, una pregunta
natural que surge de este análisis es como se comparan los indicadores
de victimización chilenos con aquellos que reportan los estudios
internacionales.
Basado en la Encuesta Nacional Urbana de Seguridad Ciudadana
2003, este artículo caracteriza a las víctimas de la delincuencia
en Chile. También compara los niveles de delincuencia en Chile
con indicadores internacionales extraídos de la "International
Crime Victims Survey" del año 2000 (ICVS).
Los delitos analizados en este artículo son robos,
hurtos, lesiones y corrupción. En el caso de los robos, los tipos
analizados son robo de vehículo, robo desde el vehículo,
robo con fuerza en la vivienda, robo con sorpresa en las personas, robo
con violencia o intimidación en las personas. Los tipos de hurto
considerados son los hurtos de especies, hurto de vehículo y
hurtos desde el vehículo.
2.- Nivel de victimización delitual en Chile
y comparada
De acuerdo a la ENUSC 2003, 30,7 por ciento de
la población representada en la encuesta (2)
fue víctima de uno o más de los delitos consultados en
los 12 meses previos a la encuesta (3). Los
delitos más recurrentes en Chile son robo desde el vehículo,
robo con fuerza y hurto.
La comparación del nivel de victimización
delictual chileno con los datos aportados por la ICVS 2000 muestra que
Chile se ubicaría en el lugar 28 de 72 países, donde el
1 es el de más baja victimización y el 72 el de más
alta (Cuadro 1). Chile presenta más alta victimización
que los países desarrollados, pero ostensiblemente más
bajos niveles de delincuencia que la mayoría de los países
subdesarrollados. Los delitos en que Chile presentaría una peor
situación comparada son: robo desde el vehículo (lugar
67), robo por sorpresa y/o violencia (lugar 56) y robo con fuerza (lugar
51). Los delitos en que Chile muestra una mejor posición relativa
son: hurto (lugar 9), corrupción (lugar 14) y robo de vehículo
(lugar 15). El análisis sobre la victimización delictual
en Chile también describe una situación de alta incidencia
de delitos de bajo valor.
Adicionalmente, un estudio sobre victimización
general, basado en datos provenientes del Latinobarómetro (4)
y encuestas de victimización de Perú, El Salvador y Colombia,
Gaviria y Pagés (2000) constata que Uruguay, Panamá y
Chile presentan las menores tasas de victimización en América
Latina.
Cuadro 1. Victimización General Comparada
Fuente: ICVS 2000 y ENUSC 2003.
Por otro lado, la comparación de la cifra negra
con la de los países incorporados en la ICVS 2000 muestra que
la denuncia de delitos en Chile es comparativamente baja. Ello podría
sugerir baja confianza institucional o que el valor de lo robado o hurtado
es bajo, por lo que no habrían mayores incentivos a denunciar.
En ese caso, el costo de oportunidad de denunciar sería más
alto que el valor de la pérdida por la acción delictual.
3.- Distribución de la victimización
La víctimas de la delincuencia provienen
principalmente del estrato socioeconómico D (casi - pobres) seguido
por el C3 (medio) y, a mucha distancia, el E (pobre), C2 (medio - alto)
y ABC1 (ricos) (Cuadro 2). Es necesario señalar que el estrato
más numeroso es el D, seguido por el C3, E, C2 y ABC1.
Cuadro 2. Origen socioeconómico de las víctimas
de la delincuencia.
Fuente: Elaboración propia a partir de
datos de ENUSC 2003
Desde un punto de vista de la proporción de personas
de cada estrato socioeconómico que es victima de la delincuencia
se tiene que el grupo medio - alto (C2) es el que presenta la mayor
victimización, seguido por el estrato medio (C3), los más
ricos (ABC1), los casi pobres (D) y, finalmente, en este análisis
aparecen los pobres (E) como los menos victimizados (Cuadro 3). El cuadro
3 también muestra que el nivel de victimización del estrato
más rico es un poco más alta que la victimización
que sufren los casi pobres (5) y levemente inferior
a la que sufre el estrato medio (C3).
Cuadro 3. Victimización general según nivel
socioeconómico de las víctimas.
Fuente: Elaboración personal a partir de
datos de ENUSC 2003
Ambos tipos de análisis, tanto el referido al
origen socioeconómico de las víctimas, como el de la victimización
relativa (de cada estrato), muestra que los ricos no son los más
afectados por la delincuencia, como podría esperarse dado que
ellos poseen más bienes de mayor valor y más atractivos
para los delincuentes. Por ejemplo, el estudio de Gaviria y Pagés
(2000) ya citado concluye que el perfil de las víctimas de delitos
en América Latina corresponde a personas y hogares pertenecientes
a estratos socioeconómicos medios y superiores que tienden a
vivir en grandes ciudades.
La evidencia que recoge el estudio sobre victimización
en que se basa este artículo (Olavarria 2005) es que los estratos
más ricos disponen de mecanismos de protección y seguridad
- y que los sectores medios e inferiores no pueden adquirir -, cuestión
que desincentiva la victimización hacia ellos. Así, delincuentes
motivados trasladan su blanco de ataque a personas y grupos con menor
potencial económico, pero más fácil de victimizar
dada su menor capacidad de protección.
4.- Perfil de las víctimas (6)
Siendo en general baja la probabilidad de ser objeto
de un robo, los casi ricos (estrato C2) presentan una mayor probabilidad
de ser víctimas de un robo, seguidos por la clase media (estrato
C3), los casi pobres (estrato D), los pobres (estrato E) y, finalmente,
los ricos (estrato ABC1), quienes tienen una muy baja probabilidad de
sufrir un robo. Asimismo, el análisis de probabilidad revela
que los casi ricos, la clase media, los casi pobres y las mujeres son
más propensos a sufrir robo de vehículo y que mayores
niveles de escolaridad se correlacionan negativamente con este delito.
A su vez, el análisis también revela que
los hombres tienen una más alta probabilidad de ser víctimas
de robo con violencia, que hay una mayor probabilidad que el robo por
sorpresa se produzca fuera del barrio, que los hogares con dos o menos
personas son más propensos a sufrir robo con fuerza. Asimismo,
la evidencia que provee el estudio de victimización en que se
basa este artículo muestra que los estratos socioeconómicos
medios e inferiores y las personas con trabajo son más propensos
a sufrir robo por sorpresa, y que es más probable que este delito
se cometa fuera del barrio; que las personas que más probablemente
son afectadas por robo con violencia son menores de 59 años (aunque
los menores de 30 años presentan una probabilidad marginal más
alta), hombres, con trabajo y obreros; y que las víctimas del
delito de hurto son más probablemente personas pertenecientes
a los estratos medios y casi pobre y que desempeñan roles de
jefatura en sus trabajos. El estudio también muestra que los
pobres (estrato E) y los hombres son los que presentan la más
alta probabilidad de ser víctimas del delito de lesiones y que
más años de edad se correlaciona negativamente con ser
victimizado por este delito.
Quienes son más propensos a sufrir reiteradamente
un ataque delictual son personas de clase media, los casi pobres, quienes
se desempeñan laboralmente como obreros o administrativos, aquellos
hogares en que viven menos de tres personas y quienes viven en comunas
de alta densidad poblacional y en barrios con problemas situacionales,
de drogas y falta de vigilancia policial.
Por otro lado, el análisis sobre las medidas
de protección que toman los ciudadanos para evitar ser víctima
de los delincuentes revela que los ricos presentan un muy alta probabilidad
de tener un arma, que a medida que se descienda en los estratos socioeconómicos
esta probabilidad también baja y que la probabilidad de adquirir
un arma para los pobres es casi inexistente, presumiblemente por su
muy escasa capacidad de compra. La evidencia también muestra
que es más probable que ricos, el estrato medio - alto y los
hogares en que viven dos o menos personas contraten servicios de alarma
y vigilancia, y que quienes mas probablemente instalan rejas y contratan
seguros son las personas que tienen empleo y los hogares en que viven
dos o menos personas. Adicionalmente, el análisis también
revela que el modo de evitar de ser victimas de la delincuencia que
tienen las personas de menores ingresos es cambiar de hábitos,
es decir evitar salir muy temprano en la mañana, volver tarde
en la noche o no transitar por lugares riesgosos.
5.- Conclusiones e implicancias de política
pública
La victimización delictual en Chile es baja comparada
con el resto de América Latina y países en desarrollo,
aunque más alta que la que exhiben los países desarrollados.
Asimismo, el análisis revela que hay una alta incidencia de delitos
de poca monta, lo que estaría directamente relacionado con el
bajo nivel de denuncia que muestra Chile.
El análisis de la victimización general
revela que, en Chile, ella se concentra en los sectores medios y casi
pobres - C2, C3 y D. Asimismo, el análisis muestra que son estos
mismos segmentos los que tienen una más alta probabilidad de
sufrir algún tipo de robo - del vehículo, desde el vehículo,
con fuerza, por sorpresa o con violencia - y hurto. Esto configura una
situación que muestra que los delitos con motivación económica
- excluidos los delitos económicos - afectarían principalmente
a los sectores medios. Los más ricos presentarían una
menor probabilidad de ser victimizados por estos delitos simplemente
porque ellos tienen mayor capacidad de brindarse medidas de protección,
cuestión que actuaría como disuasivo de la acción
criminal hacia ellos.
Los delitos de contacto con motivación económica
- robo con violencia y robo por sorpresa - presentan una mayor probabilidad
de afectar a trabajadores de sectores populares y cometerse fuera del
barrio. Este es un tipo de victimización muy determinada por
la convergencia de hechos que crean la oportunidad propicia para que
el delito se cometa: trabajadores que van o vienen de sus fuentes laborales
y que, en el trayecto, sufren un robo - son cogoteados o sufren lanzazos
-; hombres jóvenes que, dadas sus conductas de riesgo, sufren
agresiones; victimización múltiple muy influida por persistentes
problemas situacionales y vigilancia policial inadecuada en barrios;
y hogares con bajo número de integrantes, lo que los hace ser
relativamente más accesible para la delincuencia.
El análisis de la reacción a la delincuencia
ilustra una situación en que quienes han sido victimizados por
delitos de motivación económica, los sectores más
acomodados y aquellos hogares con menos de tres integrantes son quienes
aparecen más inclinados a tomar medidas de prevención
o protección de la delincuencia. En este contexto, mientras quienes
tienen mayores posibilidades económicas presentan una mayor propensión
a acceder a mecanismos de protección como comprar armas, seguros,
rejas, alarmas y vigilancia, los segmentos medios y populares se inclinan
por cambiar hábitos para evitar ser victima de un acto delictual.
Así, el panorama que describe el análisis
es el de una relativa alta incidencia de delitos de oportunidad y de
poca monta - pero de alto costo emocional -, que más probablemente
se asocian a entornos caracterizado por problemas situacionales no resueltos
y con menor resguardados contra la acción delictual, y que más
persistentemente se concentran en sectores medios y populares, los que,
a su vez, sólo disponen como alternativa real cambiar de hábitos
para evitar ser victimizados.
Este panorama acerca de la victimización delictual
hace necesario, entonces, diseñar intervenciones de política
pública que permita reducir la probabilidad de ocurrencia de
estos delitos de oportunidad. Ello implica el diseño de una estrategia
de prevención situacional del crimen, cuyo foco de acción
se concentra en las victimas, servicios de vigilancia y los delincuentes.
Este tipo de estrategia prescribe que la acción
sobre las potenciales víctimas apunta a reducir su exposición
a la acción del crimen, los servicios de vigilancia - a través
de acciones comunitarias o de la policía - se focalizan en los
lugares de mayor ocurrencia de delitos y la acción sobre los
delincuentes apunta a una mayor efectividad policial, de los tribunales
y a una mayor severidad de las penas.
BIBLIOGRAFÍA
CENTRO DE ESTUDIOS PÚBLICOS (CEP) (2005). "Estudio
de Opinión Pública Nª 51", Octubre - Noviembre
2005. Santiago: CEP.
CESC. (2003). "Oferta Pública y Privada en
Seguridad Ciudadana", Santiago; CESC, Universidad de Chile.
DIVISIÓN DE SEGURIDAD CIUDADANA DEL MINISTERIO
DEL INTERIOR (DSCMI). (2004). "Diagnóstico de la Seguridad
Ciudadana en Chile", Foro de Expertos en Seguridad Ciudadana, Documento
de Trabajo Nª 1, Santiago: DSCMI.
GAVIRÍA, Alejandro y Carmen Pagés. (2000).
Patterns of Crime Victimization in Latin America. Washington DC: Banco
Interamericano de Desarrollo.
OLAVARRÍA GAMBI, Mauricio. (2005). "Victimización
en Chile", Santiago: Centro de Estudios en Seguridad Ciudadana,
Universidad de Chile - Ministerio del Interior; 96 págs.
_____________
NOTAS
* Este artículo se basa fuertemente en
la investigación de este autor sobre "Victimización
en Chile", CESC - Ministerio del Interior, Noviembre 2005.
volver
1. Un detalle de la oferta pública
en seguridad ciudadana en CESC 2003.
volver
2. Aunque las 13 regiones están incluidas en
la encuesta, el universo de la ENUSC 2003 es población perteneciente
a las 77 comunas urbanas más pobladas del país. Así,
el universo de la encuesta esta constituido por 9.969.242 personas,
que corresponden al 65 por ciento de la población de Chile.
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3. En el nivel de victimización que se ha estimado
se incluyen todos los delitos consultados por la ENUSC 2003, esto es
robos, hurtos, lesiones, corrupción y delitos sexuales. Excluyendo
estos últimos el nivel de victimización delictual en Chile
es el 30.3 por ciento de la población representada en la encuesta.
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4. El Latinobarómetro pregunta si la persona encuestada
o algún miembro de su familia ha sido víctima de algún
delito en los pasados doce meses.
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5. La expresión casi pobre hace referencia a aquellas
personas, hogares y grupos que son técnicamente no pobres (con
ingresos bajo la línea de la pobreza), pero que están
cerca de serlo.
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6. La evidencia empírica en que se basa esta
sección puede ser consultada en Olavarria (2005).
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